La superpija de las Lafayette o una de bragas.
Si no lo cuento, reviento. El sistema frances de vacaciones es algo pernicioso. Me explico. Uno se toma su dia de RTT y se da cuenta que hay infinidad de personas que hacen lo mismo el dia señalado. No es nada original. Y claro, cuando uno va a comprar, al dentista o a cualquier parte en ese dia , acaba por darse cuenta que es un dia mas. Ayer, sin ir mas lejos, tome uno de esos dias, lo que en España los funcionarios asemejan a los moscosos, aquel ministro de Administraciones publicas del gobierno de Gonzalez. Visite a mi dentista, una mujer entrada ya en los cincuenta, que dejo las pasarelas por un cabinet dentaire cerca de opera. Mi dentista es rubia y tiene buen porte, y debe escaparse de vez en cuando a las lafayette para hacer algunas compras o , simplemente para mirar. De hecho, no trabaja los viernes, ni los lunes, lo que es toda una ventaja para la actividad preferida del sexo femenino. El lustre no lo ha perdido con los años, aunque esta vez la encontre algo avejentada. Me dije a mi mismo que el tiempo, afortunadamente, pasa para todos, aunque uno se llame Ines de la Fressange y no tenga otro quehacer diario que vivir de cremas y maquillaje y hacer declaraciones ridiculas (la susodicha se confeso recientemente a un semanario frances cuando le preguntaban cual era el secreto de su eterna juventud: 'dormir ocho horas y una alimentacion sana' . Yo añadiria tambien haber dado un buen braguetazo hace veinte años y vivir del cuento).
Deje a mi dentista de triste sonrisa para hacer algunas compras en las Lafayette, que en un miercoles de guardar no alberga a mucha gente. Al entrar por la puerta, la tipica japonesa perdida y con mucho de dinero que gastar porfiaba en hacerse comprender en frances con una cher compatriote de Chirac; digo esto porque la chica era de provincias, se veia desde lejos, aunque la ropa de marca y un cierto savoir faire disimularan sus origenes paysanos. Las tipicas cazabragas revolvian los stands al por mayor que habian en la entrada con ritmo y sapiencia, no en vano era el primer dia de una campaña de promocion celebre en los grandes almacenes. Despues, subi al cuarto piso observando las ociosas caras que me rodeaban y que discutian acerca de como gastar dinero. El servicio de atencion al cliente de las lafayette esta al lado de un macdonalds, en el que no hay negros ni moros, que Francia es muy liberal para lo que quiere, pero en este tipo de sitios algo asi queda mal, asi que dejan la politica de la integracion para sciences po y pequeñeces de ese estilo . Las lafayette no caerian tan bajo.
Cuando llego a la recepcion del departamento de servicio al cliente, un personaje de supermercado de la serie de Roseanne Barr ocupa el mostrador de entrada. La cajera o , mejor dicho, recepcionista, ha pasado ligeramente los cuarenta, pero se conserva bien, el pelo rubio lo tiene recogido en una especia de pompon a modo de palmera mediterranea y el maquillaje se cuenta por fracciones de cuarto y mitad, como en las carnicerias. Me siento en la entrada esperando mi turno. Una mujer en estado de buena esperanza entra detras de mi y se sienta justo a mi lado. Me fijo en sus tatuajes, que sobresalen por su mano y se adentran por su muñeca hasta llegar probablemente hasta el hombro. Ella suspira y se sorprende al ver entrar a una chica de pantalones ajustados, zapatos a media altura y carmin rojo de dudosa discreccion, melena a media espalda, morena, de raza. Enseguida, ambos, la de la buena esperanza y yo , entramos en la discusion entra la del carmin rojo y la del pompon mediterraneo. La una quiere saber si su tarjeta le podria reportar en el dia los suficientes puntos para que le otorguen una journee privilege y si comprar lenceria fina en suficiente cantidad es un pasaporte a tan ansiado premio. La del pompon reponde con eficacia, mientras la pija sigue con su monologo sorprendente y jugoso, tanto para mi como para la de la buena esperanza. En su monologo, cita sus incontables experiencias de compra de lenceria, que le sale un diez por ciento mas barata que una compra habitual en cualquier otro sitio. La de la buena esperanza suspira y menea la cabeza en signo de reprobacion. La del carmin sigue con sus proezas, destaca lo poco que le gusta venir a comprar cuando el populacho invade las galerias, el rolex de piedrecitas que se compro la ultima vez que asalto las lafayette y que le queda tan bien y que no es igual que el que no tiene piedrecitas, que es menos in, y salta sin rubor cuando la del pompon le anuncia que obtendra sin problemas su journee de privilege, como dando a entener que no la soporta mas. Se vuelve hacia las bolsas que ha depositado previamente en el recibidor y no disimula su sonrisa, como haciendonos un guiño sutil a la de la buena esperanza y a mi, que nos miramos perplejos y anodados ante tal espectaculo pueril.La del carmin se aleja y los dos, sentados, pensamos en las combinaciones y bragas chantel que la del carmin hara suyos este dia. Tambien nos preguntamos si, aunque existe de todo, como en botica, hay ciertos limites que deberian ser reprobables. Estamos en esta conversacion virtual, inexistente, cuando a cada uno nos toca la vez y nuestros caminos se separan definitivamente, marcados por mucho tiempo por el espectaculo que acabamos de presenciar.
Deje a mi dentista de triste sonrisa para hacer algunas compras en las Lafayette, que en un miercoles de guardar no alberga a mucha gente. Al entrar por la puerta, la tipica japonesa perdida y con mucho de dinero que gastar porfiaba en hacerse comprender en frances con una cher compatriote de Chirac; digo esto porque la chica era de provincias, se veia desde lejos, aunque la ropa de marca y un cierto savoir faire disimularan sus origenes paysanos. Las tipicas cazabragas revolvian los stands al por mayor que habian en la entrada con ritmo y sapiencia, no en vano era el primer dia de una campaña de promocion celebre en los grandes almacenes. Despues, subi al cuarto piso observando las ociosas caras que me rodeaban y que discutian acerca de como gastar dinero. El servicio de atencion al cliente de las lafayette esta al lado de un macdonalds, en el que no hay negros ni moros, que Francia es muy liberal para lo que quiere, pero en este tipo de sitios algo asi queda mal, asi que dejan la politica de la integracion para sciences po y pequeñeces de ese estilo . Las lafayette no caerian tan bajo.
Cuando llego a la recepcion del departamento de servicio al cliente, un personaje de supermercado de la serie de Roseanne Barr ocupa el mostrador de entrada. La cajera o , mejor dicho, recepcionista, ha pasado ligeramente los cuarenta, pero se conserva bien, el pelo rubio lo tiene recogido en una especia de pompon a modo de palmera mediterranea y el maquillaje se cuenta por fracciones de cuarto y mitad, como en las carnicerias. Me siento en la entrada esperando mi turno. Una mujer en estado de buena esperanza entra detras de mi y se sienta justo a mi lado. Me fijo en sus tatuajes, que sobresalen por su mano y se adentran por su muñeca hasta llegar probablemente hasta el hombro. Ella suspira y se sorprende al ver entrar a una chica de pantalones ajustados, zapatos a media altura y carmin rojo de dudosa discreccion, melena a media espalda, morena, de raza. Enseguida, ambos, la de la buena esperanza y yo , entramos en la discusion entra la del carmin rojo y la del pompon mediterraneo. La una quiere saber si su tarjeta le podria reportar en el dia los suficientes puntos para que le otorguen una journee privilege y si comprar lenceria fina en suficiente cantidad es un pasaporte a tan ansiado premio. La del pompon reponde con eficacia, mientras la pija sigue con su monologo sorprendente y jugoso, tanto para mi como para la de la buena esperanza. En su monologo, cita sus incontables experiencias de compra de lenceria, que le sale un diez por ciento mas barata que una compra habitual en cualquier otro sitio. La de la buena esperanza suspira y menea la cabeza en signo de reprobacion. La del carmin sigue con sus proezas, destaca lo poco que le gusta venir a comprar cuando el populacho invade las galerias, el rolex de piedrecitas que se compro la ultima vez que asalto las lafayette y que le queda tan bien y que no es igual que el que no tiene piedrecitas, que es menos in, y salta sin rubor cuando la del pompon le anuncia que obtendra sin problemas su journee de privilege, como dando a entener que no la soporta mas. Se vuelve hacia las bolsas que ha depositado previamente en el recibidor y no disimula su sonrisa, como haciendonos un guiño sutil a la de la buena esperanza y a mi, que nos miramos perplejos y anodados ante tal espectaculo pueril.La del carmin se aleja y los dos, sentados, pensamos en las combinaciones y bragas chantel que la del carmin hara suyos este dia. Tambien nos preguntamos si, aunque existe de todo, como en botica, hay ciertos limites que deberian ser reprobables. Estamos en esta conversacion virtual, inexistente, cuando a cada uno nos toca la vez y nuestros caminos se separan definitivamente, marcados por mucho tiempo por el espectaculo que acabamos de presenciar.
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