Lunes por la mañana, lunes de viaje a Madrid. La noche ha sido un tanto convulsa, tengo miedo de perder el avion y apenas duermo, 1:48, 3:24, 4,47 marca el reloj. Finalmente, salgo a eso de las siete y tomo el metro, mas vacio que de costumbre. Las vacaciones se aproximan y los escolares son menos numerosos en el metro de Paris. La linea 11 va a la mitad y me entretengo enviando instrucciones a alguien por telefono: se me da mal el dar ordenes, lo reconozco, asi que pido las cosas con tino y precision a partes iguales.
Llego a la Gare du Nord y el tren entra a la hora por el anden de costumbre, no hay sorpresas. A medio recorrido, me fijo en una mujer de mediana edad que esta sentada detras de mi asiento, en un grupo de cuatro: Parece que viene de un largo viaje por Europa, pienso que es una americana que se perdio en Woodstock con sus padres, hippies redomados. Ella tambien muestra manera en esto del hippismo, pero maneras moderadas, no demasiado llamativas.
Cuando llegamos a CDG 1 me pregunta si esta es la buena estacion.Yo le respondo que depende qué aerolinea tome. Ella me contesta que debe tomar Continental. No sé por qué extraña razon pienso que Continental sigue todavia en Skyteam y respondo que debe ir a la terminal 2. Vano error. Me doy cuenta cuando llegamos a la proxima estacion. Espero a que todo el mundo salga, pero pierdo a mi americana de vista. Ya en el vestibulo, sigo buscando con ahinco a la hippie,que pienso que vuelve a Nueva York, seguramente. No la encuentro y me digo que alguien le habra señalado el buen camino. Quedo un tanto triste por no haber podido ayudar, aunque ella no parecia muy estresada.
De repente, vuelvo la vista y distingo a una mujer vestida completamente de verde y que se dirige hacia donde me encuentro. La reconozco, es alguien que pertenece a mi pasado, a la que probablemente nunca hablé, pero de la que conozco suficientes cosas como para entablar una conversacion. Es ella, no puedo confundirme esta vez.
Con naturalidad la abordo y le pregunto si efectivamente es ella. Ella me reponde que si, que si lo es. Yo le repondo que nos conocemos del pasado y ella me mira fijamente, sorprendida, probablemente también un poco asustada. La fama debe asustar, me digo ahora.
Cuando finalmente le digo quién soy , el tunel del tiempo nos fagocita a los dos y hablamos del pasado, ese pasado comun y del personaje que nos une, con ternura e incredulidad a la vez; quien diria que un encuentro asi tendria lugar en el vestibulo de un aeropuerto a mas de mil kilometros de distancia de nuestro punto de partida.
Finalmente nos despedimos, con un hasta luego probable, tal vez factible y quedamos en escribirnos. Anoto mentalmente su direccion, no demasiado dificil y cuando llego al salon del CDG2 le escribo un mail que remplaza a la tarjeta que me pidio en nuestra despedida, precipitada por la toma de dos aviones distintos, pero como un mismo destino, Madrid.
Lo mas sorprendente es que recibo una respuesta a los diez minutos por sms. Y entonces comprendo la enorme huella que dejo nuestro personaje comun en mi interlocutora.
A mi llegada a Madrid, cuando enciendo el PC mi asombro es todavia mayor cuando veo un mail de respuesta, con unas palabras sencillas y terriblemente emocionantes para mi y mi familia. No las olvidaré en mucho tiempo, créeme. Gracias por todo.