Sunday, May 07, 2006

Historias del Gym (I)

No, el Gym no es, aunque pudiera parecer, un bar parecido al Kronen donde se reunian Juan Diego Botto y sus compañeros junto con Diana Galvez y compañia. Tampoco es un club de paddle ni un club de juego ni el casino de Torrelodones, aquel del chiste y la locutora radiofonica. Volviendo a Diana Galvez, no se donde habra ido a parar. En la época del kronen, 1995, era mi referente de actriz joven, como lo era Yolanda Valencia presentando videos en la Canal+.

Mi gym es el lugar donde voy a hacer deporte cuatro veces por semana. Menos de lo que quisiera y con menos intensidad de la que necesitaria. Cuando voy por las mañanas (de 8 a diez antes de ir al trabajo) , el publico es variado. Desde mis tres angeles de charlie rondando la cuarentena, que se dedican a criticar a todo el que se mueve porque no tienen nada que mejor que hacer, hasta la réplica de los abuelitos de Heidi que no solo levantan pesas, pasando por la tipica pija que va con su entrenador personal y los tipos aburridos como yo, que tienen poco que contar y se dedican a ser criticados, porque apenas hablamos con nadie y nos dedicamos a eso, a hacer deporte, que es de lo que se trata.

Mis tres angeles de charlie son la cara social del gym. Unas trotaconventos de impresion. Todavia con las legañas en la cara, empiezan su sesion en la maquina de step, las tres al mismo tiempo, como las gracias, pero sin cinemascope. Alli se cuentan lo que van a hacer durante el dia 'pues mira, mari, voy a ir a una fiesta de mi hija en el lycée Henri IV y luego me paso por Gucci para comprar unos complementos' y conversaciones de este estilo. Conversaciones con sustancia, no? Digo yo que en esta ciudad tan ociosa debe haber muchas conversaciones parecidas a esta hora. Son como conversaciones paralelas, en una misma realidad. Me sacan de quicio.

Luego llega su curso de las nueve, abdo fessiers. Ellas son las alumnas aventajadas. El habito hace que esos treinta minutos sean para ellas un pasatiempo, cuando para el resto es un suplicio. Y salen con aires renovados a eso de las 9:30, pero criticando a la del entrenador personal y a los abuelitos. Debe ser que ellas no se ven como abuelas haciendo deporte a los 70, ni tienen suficiente para pagarse un entrenador personal. Aunque lo respeto, todavia me cuesta creer que haya gente que vaya al gym a hacer relaciones sociales.

Mientras, los abuelitos del cuento de Heidi siguen levantando pesas imposibles y llamandose de usted, pese a que deben llevar años confluyendo en su hora de ejercicio diario. Es algo que tampoco entiendo, esto de llamarse de usted con el amigo de toda la vida, pero si tenemos en cuenta que Eduard Balladour lo hacia con su mujer, puede que sea una cuestion cultural.

En todo caso, mi personaje preferido de las mañanas, y de las tardes también, es la tisica de mala uva. No pienso que haga deporte por desgastar la poca grasa que le queda. Ella lo hace por importunar a la gente. Creo que representa todo lo malo del caracter parisino: egoista, egolatra y segura de si misma. No le pidas que cuanto le queda en la tal o cual maquina, porque te va responder que tiene aun media hora por delante de ejercicio desganado. Ella se lanza sobre la maquina de su eleccion cual una loba hambrienta, aunque ella hace mucho que dejo de serlo. Sin duda, a esta no la enseñaron modales en las refinadas instituciones de enseñanza parisinas. O tal vez, se perdio la clase de buenas formas durante una temporada. Estoy impaciente de chocarme con ella en uno de sus desplazamientos para comprobar el resultado.....

En una ciudad ociosa y fastidiosa como ésta, personajes como los descritos representan un estrato social significativo, no por ello menos preocupante.

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