Una de verdades en el marroniers.

No podia llegar tarde y llegué, como casi siempre. Ultimamente lo hago por venganza, porque ninguno de mis queridos espagnoles llega a su hora a n'importe quel rendez vous (salvo nuestro caballero castellano, siempre puntual a sus citas y al pie del cañon en todo momento). Pero esta vez no era un espagnol, sino un italiano. Mi rubio galactico llego un poco mas tarde que yo, por un problema de manifestacion en Bastilla. Me he pedido un zumo de piña y una '22 et les Vla', una de mis ensaladas favoritas y de las mas recordadas por mi coloc, verdad? A él la que le gustaba era la de los panecillos y las mollejas, si ahora no mal recuerdo.

Tras hablar de lo divino y de lo humano, de los pisos en Paris y de las vacaciones frustradas por diversos motivos, los suyos y los mios, llegamos al TEMA en el que siempre encallamos. Una mirada por aqui y una mirada por alla, y la mesa esta servida, de lado a lado y por igual. Es dificil mantener un equilibrio en la vida y tomar decisiones lo es aun mas. Decia Dali que lo importante es que hablen de uno, aun si lo es mal. Yo no quiero caer en esa perogrullada, no hablo mal de nadie, doy puntos de vista, el mio, salvo cuando se trata del chino eruptador. Soy mas bien un scriba al que le gusta el detalle. C'est tout.

Tras unas miradas esquivas por mi parte, me he dado cuenta que determinados sentimientos y determinadas actitudes no cambian y que dificilmente las podemos cambiar. No se puede mojar en todos los huevos, ni estar en todas las misas, ni caer bien a todo el mundo, ni tomar las decisiones acertadas en un momento dado, pero lo que si se puede ser es fiel a mi mismo y hacer lo que uno cree, por raro que sea, y de eso si que estoy seguro. Desearia enfadarme algun dia con alguien para tener algun motivo y romper ese equilibrio que me caracteriza, pero no puedo, tengo la sangre como la horchata de chufa y no me hierve ni tirandome de cabeza al Etna. Hasta entonces, vivan las tortillas y los huevos con yema prominente.