Mendoza, fin del viaje y principio de todo.
No dudo que mi estancia en Mendoza hace nueve años desperto en mi los aires viajeros que ahora padezco. La ciudad me recibio ayer como lo hizo hace nueve años, como una ciudad acogedora y realmente atractiva. Mendoza por la noche bulle, las calles estan llenas de gente hasta las once. Llegué ayer desde Neuquén, que me parecio una ciudad realmente triste y poco apetecible. Menos mal que pasé alli unicamente un dia, de paso.
Nada mas llegar, la primera sorpresa, alguien conoce mi nombre y se dirige a mi directamente en la calle Sarmiento: es Claudio, el compañero de Diego. Le acompaña Bettina, a quien conoci hace nueve años, pero que apenas recuerdo. Mala memoria.
Diego viene después. Esta casi igual que hace nueve años, ha cambiado poco, tal vez el pelo un poco mas largo y la misma postura filosofal de siempre. Cena y discusion que no teniamos desde hace nueve años. Claudio cocina realmente bien, pero no tengo suficiente hambre como para terminar.
Nos hemos movido mucho estos ultimos tiempos. El fondo sigue siendo el mismo. Descubrimientos por doquier. El mail no es un buen medio para mantener el contacto y conocer mas de las persones que estan lejos. Definitivamente. Demasiado lejos.
Luego, salida por Mendoza para tomar un helado. No soy objetivo, pero Mendoza me parece la ciudad mas agradable en la que he estado en Argentina. Se pueden hacer tantas cosas...
El helado es superior, todo me sabe bien aqui en Mendoza. El paseo bajo los sicomaros, los arboles tipicos de Mendoza, me recuerda tiempos pasados. Dos meses dieron para mucho en el 98.
Hoy he vuelto a ver a Sergio, algo distinto a como le dejé. Ya no le puedo llamar flaco, como antes. Mañana voy al puente del Inca, una parada ineludible en esta estadia mia en Mendoza. Otra vez ver los tonos azufres del balneario y el puente natural... un sueño hecho realidad después de tantos años.